HISTORIA CASA HERMANDAD

Desde sus orígenes, la Hermandad del Santísimo Cristo Yacente ha tenido muy presente la necesidad de custodiar su patrimonio para que perdure en el tiempo. Desde su constitución en 1983, la idea de albergar nuestros tronos, estandartes y demás enseres en una Casa Hermandad, ha sido prioritaria. Es entonces cuando se adquiere un terreno en calle Palangre, que si bien se encontraba algo lejos de la Sede Canónica, para nosotros suponía todo un lujo.

        Ha llovido mucho desde entonces. La Cofradía avanzaba en todos los aspectos y la necesidad de contar con una Casa Hermandad se hacía más urgente. No sólo se quedaron pequeñas las instalaciones del Palangre, sino que además tuvimos que disponer de otros locales en la zona conocida como “del Parque Doña Sofía”, para poder albergar todas y cada una de las piezas que componen nuestro ajuar procesional.

        Finalmente, la Hermandad y el Ilustrísimo Ayuntamiento de la Villa, llegaron a un acuerdo. El Consistorio cedía unos terrenos para la construcción de la nueva Casa Hermandad a cambio de los antiguos de Calle Palangre. Sin duda alguna, el cambio fue a mejor. No sólo por el hecho de contar con unos terrenos cuyos metros cuadrados se adaptaban a nuestras necesidades, sino también, porque se encontraban justo a espaldas de nuestra Sede Canónica, la Parroquia de Ntra. Sra. del Carmen. El 27 de diciembre de 1998 se colocaba la primera piedra. Autoridades Municipales, cofrades y pueblo en general no quisieron perderse esta cita histórica con la Cofradía del Yacente.

        Las obras comenzaron meses después. La Hermandad aún realizaba la Estación Penitencial del Viernes Santo desde el interior del Templo. Pasaron los días, los meses y los años. Hasta tres años más tarde no se inauguraron las nuevas dependencias, aunque la espera, valió la pena. Llegó el 17 de marzo del 2002. Atrás dejábamos un año importante para la Hermandad, el año del XXV Aniversario de la Solemne Bendición de Nuestra Madre y Señora del Amor y Soledad.

        El día antes de la bendición e inauguración de nuestra Casa Hermandad se daban los últimos retoques, y es que todo debía estar preparado para que nada fallase. La lluvia que durante toda la semana se dejó sentir en nuestra ciudad, dio paso a una brillante mañana de domingo, en la que lo mejor aún estaba por llegar. Los actos comenzaron con una Solemne Eucaristía, en la cual la Hermandad procedió a la Jura de Cargos de la nueva Junta de Gobierno. Poco antes de impartir la bendición, la Banda de Cornetas y Tambores Virgen del Mar ya sonaba con fuerza en los aledaños del Templo anunciando a todo el barrio que era un día grande para Fuengirola.

        Como si de una Procesión se tratara, la comitiva echó a andar. Cientos de curiosos aguardaban el momento en el que la imponente fachada de la Casa Hermandad, obra del artista fuengiroleño Fernando Gómez Lobato, fuera descubierta. A los sones del Himno Nacional las puertas se abrían por vez primera. Todos los asistentes quedaron sorprendidos por el resultado de las obras.

        Las dependencias han sido construidas sobre un solar de 280 metros cuadrados y cuentan con dos zonas bien diferenciadas. En la planta baja se ubica el Salón de Tronos, el Camarín de Nuestra Señora del Amor y Soledad, la Secretaría, Sala de Usos Múltiples, Sala de Limpieza y los baños. En la planta alta, la Sala de Juntas, el despacho del Hermano Mayor y Albacería. Una balconada interior da acceso al Salón de Tronos.

        Seis días más tarde, el Sábado de Pasión 23 de marzo, entraban, por vez primera, a las 20,58 horas, nuestros Sagrados Titulares. Las puertas no se volverían a abrir hasta el Viernes Santo. Fue entonces cuando se vivió otro momento histórico para la Hermandad. La Estación Penitencial partía desde la nueva Casa. La Casa Hermandad se encuentra a disposición de todos los fuengiroleños durante todo el año. Son muchas las actividades que en ella se llevan a cabo y desde la Hermandad se invita a todos a que participen de cuantos actos, allí se celebren.